domingo, octubre 07, 2018

Los Violadores en el Gran Rex (2018)



"La lista de la discordia. Pil anuncia Viejos patéticos y Auswitchz y Stuka y la banda le arrancan con Represión. Se miran todos. Y finalmente Pil la canta igual pero termina el tema y se van todos. Atrás del escenario pelea de Pil vs Gramatika. Sale Stuka solo con la viola toca Viejos Patéticos y se van sin tocar los últimos dos temas. Fin. El show igual se redisfrutó y losViola hicieron un show marca Gran Rex. Lastima el final. Tocaran en Auditorio Sur ??? Ojalá que si."

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Cuando Los Violadores se volvieron a juntar, para celebrar los 30 años de la salida de Y Ahora que pasa eh?, en el Luna Park, en el 2016, fue parecido a cuando regresa esa vieja gloria futbolera al club de sus amores. Se le perdona que no brille los 90 minutos, con tal de ver un poco de la magia que entregó en sus mejores años. Ese día, en ese regocijo nostálgico, prevaleció lo emotivo por sobre lo técnico y musical. Un par de años después, la clásica formación de Stuka, Pil Trafa, Sergio Gramática y el Polaco Zelazek, buscó dar vuelta esa ecuación e hizo una apuesta interesante: reivindicar Mercado Indio, una de sus grandes obras, en el Gran Rex, el histórico teatro vedado para el punk, por cuestiones lógicas.

Acompañados, en algunos temas, por un cuarteto de cuerdas y por la soprano Oriana Favaro, de extensa trayectoria en el Teatro Colón, el grupo buscó solucionar la dificultad de llevar algunos arreglos compejos al vivo y darle una vuelta de rosca a los temas. Ante un teatro casi repleto por un público al cual se le notaba las canas y que vivió todo el concierto de pie, a pesar de las butacas, Los Violadores dieron los primeros golpes con “Nada ni nadie nos puede doblegar”, “Bombas a Londres” y “Revolución Interior”. Ayudados por la gran acústica del Gran Rex, los temas brillaban gracias a un Pil enérgico, que subía por las escaleras al pullman del teatro para cantar cerca de la gente y a un Stuka que demostraba por qué sigue siendo el mejor guitarrista que hay dentro del punk nacional, a través de sus explosivos riffs.

“Quien hubiese pensado que unos piojosos como nosotros iban a llegar a tocar acá”, sacó pecho orgullosamente Pil y segundos después despotricó contra el gobierno nacional y se sumó al famoso cántico “MMLPQTP”. En el plano musical, Los Violadores llevaron al vivo canciones de Mercado Indio que rara vez tocaron en sus conciertos, como el caso de “Al borde del abismo”, “Infierno Privado”, “En la gran ciudad” y “Juega ganar”. Pil aprovechó para recordar el poco apoyo que tuvieron por parte de la discográfica Sony Music al momento sacar ese álbum, en 1987. “Era mejor poner la pachanga del ska”, en referencia a la elección del sello de darle más difusión a Los Fabulosos Cadillacs.

“Tiempos de acción”, de Fuera de Sektor, otro de sus subvalorado discos, también tuvo su debut con Favaro en la voz, quien siguió aportando su virtuosismo en “Sólo una agresión” y “Chicas de la calle”. A partir de ahí, el recital cayó en pronunciados baches, producto del cansancio de los integrantes, lo que generó mal humor y pase de facturas entre Stuka y Pil, que fueron en aumento con el correr de las canciones. Stuka recriminaba con ademanes exagerados alguna pifia del cantante y Pil se enojaba por esos gestos que lo dejaban en evidencia.

Lo cierto es que el clima se empezó a enrarecer y ya no hubo retorno para un show que se empezó a desdibujar, a excepción de las buenas versiones de “Noticias en la noche” y “La era del Corregidor”. “Auschwitz” y “Viejos Patéticos” era los temas venideros anunciados por Pil. Sin embargo, Stuka hizo caso omiso y tocó los acordes de “Represión”, lo que provocó la bronca del líder de Pilsen, quien mechaba puteadas y advertencias de que este era su último recital. Los músicos se fueron sin despedirse de la gente y Stuka fue él único que volvió al escenario. “Los quiero un montón y esto lo digo solamente por mi”, aclaró el guitarrista antes de tocar en soledad “Viejos Patéticos” y retirarse. El telón del teatro se bajó y las luces se encendieron para dar cuenta de que todo había terminado. Algunas personas se quedaron en sus lugares esperando “1, 2, Ultraviolento” y al darse cuenta de que eso no iba a ocurrir, empezaron a insultar a los músicos. La histórica tensión entre las dos personalidades más fuertes de la banda, que muchas veces funcionó como motor creativo, terminó empañando el intento de vindicación de un fragmento de la historia de Los Violadores, que había quedado en segundo plano por los hits los hicieron famosos. Todavía restaba un show, el 15 de noviembre, en el Auditorio Sur, de Temperley. Habrá que ver si Stuka y Pil hacen las pases, una vez más, y si el público tiene la paciencia de seguir aguantando sus berretines.


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